“El control químico del psílido de los cítricos -Diaphorina citri- es la herramienta más usada y efectiva para su control. Se trata de una de las principales medidas de manejo del Huanglongbing (HLB) o Greening”, dijeron Marcelo Pedreira de Miranda, Juan Cifuentes-Arenas y Silvio Lopes, de Fundercitrus, asociación sin fines de lucro de citricultores y de industriales de San Pablo (Brasil). En general, el control químico puede dividirse en tres etapas según la edad de las plantas: 1.- plantones en vivero, con aplicación de insecticidas vía drench entre uno a cinco días antes del trasplante en campo. 2.- plantación en formación (menores de tres años), con aplicaciones de insecticidas sistémicos vía drench o tronco e insecticidas vía aspersiones foliares. 3.- plantación en producción (mayores de tres años), solamente con aplicaciones de insecticidas vía aspersión foliar.
Los citricultores deben evitar el surgimiento de poblaciones resistentes del insecto vector, lo cual se logra con la debida rotación de modos de acción, considerando por lo menos tres diferentes. En el cinturón citrícola de San Pablo y Minas Gerais (Brasil), los productores de frutas cítricas para la industria de jugos o para consumo in natura deben usar productos recomendados en la ProteCitrus (Protección de la Citricultura), en la cual se encuentran los insecticidas de conformidad con los principales países importadores.
Además de la rotación de productos con modo de acción diferente, otros puntos clave deben ser considerados en el control químico del psílido: productos y dosis adecuadas; frecuencia de aspersión, principalmente en épocas de brotación y con lluvias, pues ambos reducen significativamente el residual de los insecticidas; calidad de la aplicación, garantizando una cobertura de al menos un 30% en la copa de los árboles con cantidad suficiente, especialmente en la parte superior de las plantas.
Uno de los aspectos que más dificulta el control del psílido y consecuentemente el manejo del HLB, es la alta capacidad de dispersión del insecto (al menos dos kilómetros). Esto implica que los psílidos pueden migrar de fincas con cultivos abandonados o con control deficiente, traspatios o áreas urbanas. Ante esto, las acciones externas a la propiedad en radios de por lo menos cinco kilómetros resultan clave. Dichas acciones consisten en la sustitución de plantas hospederas del psílido por otras no hospederas. Cuando esas acciones no son posibles, se aconseja pulverizar las plantas o realizar liberaciones masivas del enemigo natural Tamarixia radiata. El fin de estas acciones es reducir la población del psílido en la vecindad de la propiedad y, consecuentemente, reducir su migración hacia el interior de la propiedad. Trabajos entre Fundecitrus y productores muestran que cuando las acciones de manejo interno y externas se realizan en forma conjunta, existe una tendencia de reducción en las capturas de psílidos y de incidencia del HLB dentro de las propiedades.
La utilización de medidas de manejo del psílido más sustentables también son importantes. En este sentido, estudios realizados por Fundecitrus mostraron que el aceite mineral (1%), bionsecticida (Cordyceps fumosorosea, previamente conocida como Isaria fumosorosea) y el caolín procesado (2%) pueden ayudar en la reducción de la población del psílido.
Fuente: La Gaceta Rural.